LAS AGUAS CREDIDAS
Y UN BUEN CAFE
“Fortunato pensó en levantarse y arrojarse a la arrebatada corriente de agua“.

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Un Buen Cafe!
y las Aguas Crecidas
Desde el corredor de su casa Fortunato vio a una mujer muy hermosa llamándolo desde el otro lado de la quebrada. Fortunato acudió al llamado, pero cuando fue a cruzar las aguas para estar a su lado, la quebrada creció impidiéndole el paso. El primer día fue un martirio para Fortunato que al final de la noche ya se había hecho a la idea de ser un solterón más en la familia.
Al otro día se repitió la misma historia y esa noche Fortunato pensó en levantarse y arrojarse a la arrebatada corriente de agua para acabar de una vez con su desventura.
Tres días de angustia completó Fortunato. Tres días sin dormir. Tres días llamándolo aquella mujer a la que ya se le veía del semblante de desilusión y la intención de largarse de aquel lugar.

Al cuarto día, Fortunato, desesperado, se preparó un buen café y salió a mirar la mujer que tanto lo buscaba, pero que no estaba a su alcance. Era una mañana de lluvia helada y Fortunato vio que la mujer seguía al otro lado de la quebrada, pero ya sin alientos de llamarlo por lo tullida y acalambrada que la tenía el frío.
La mujer, al verlo tomar el humeante y buen café aplacó las aguas crecidas de la quebrada y cruzó a este lado para estar con él.
A Fortunato no le importó que fuera una bruja.
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